Se acaban mis vacaciones. La próxima semana volaré de nuevo a Madre de Dios y aunque extraño mucho la selva, ya me estaba acostumbrando de nuevo a la fría y gris capital. Caminando hasta tarde tomando bubble tea y conversando con los amigos, a ver a mamá todos los días y mi papá llegando todas las noches del trabajo. Me comunico más con mi hermano en Madrid, desde Tambopata es casi imposible mantener contacto con ellos, pero siempre tengo días para descansar en la ciudad. Se acaba la semana y se acaba mi tiempo de descanso.