El tiempo no afecta a los pueblos y sus gentes por igual, tampoco al patrimonio arquitectónico, que sufre en sus piedras el abandono burocrático y el vacío de explotación. En Felanitx, cerca de lo que debe ser la nueva Ronda Nord, se alza, tan impasible como degradado, el que un tiempo fue el más grande de los cellers de vino mallorquines. Es Sindicat o la Bodega Cooperativa fue edificado entre 1920 y 1922, época de nueva efervescencia vinícola, siguiendo los planos modernistas del arquitecto Guillem Forteza. Fabricó y vendió un producto que hasta 1923 solamente se comercializaba en el municipio. Es Sindicat fue la obra culmen de una sociedad cooperativa fundada en 1919 por Bartomeu Vaquer , Miquel Caldentey Tallades y el ingeniero agrónomo Ernest Mestres Artigas y que llegó a disponer de más de 500 socios y más de un millar de productores dependientes. Sus litros diarios también de contaban con cifras de tres ceros.
Pero los lustros pasaron y paralelamente al nuevo despegue de las denominaciones de origen a lo largo y ancho de la isla. El Celler Cooperatiu comenzaba a dar síntomas evidentes de declive. La reducción de la plantilla y una deuda de más de 130 millones de pesetas apuntillaron el sueño industrial del municipio. Los acontecimientos se precipitaron, y en los primeros años noventa pasó a manos de La Caixa, quien administró sus deudas hasta que finalmente decidiera subastar la obra y su legado al gran público. En 1992 pasaba a manos del bodeguero de Binissalem Pau Ripoll Pol, adelantándose a un grupo de inversores británicos. Su nuevo propietario sólo mantuvo las esperanzas de hacer renacer Es Sidicat durantes unos cuantos días después, cuando un golpe de mala suerte le arrebató a su socio y le obligó a un tiempo de espera que todavía perdura.
Tapiado, olvidado y víctima de acciones vandálicas, en 2001 el Consell de Mallorca declaró es Sindicat Bien de Interés Cultural (BIC), dentro de la categoría de monumento.....
fuente: Diario de Mallorca