Siempre ando con la cámara detrás de mi gata Kika tratando de fotografiarla en todo tipo de situaciones. Esta vez estaba durmiendo apaciblemente en la oscuridad; la iluminé con una linterna de leds y cuando ya iba a disparar se despertó con esta carita de no saber por donde le venía el aire. Pobrecita, la tengo loca.