La ocupación del lugar parece remontarse a tiempos remotos, con indicios materiales desde el eneolítico. No obstante, como afirma Manzano Martínez, el significado histórico actual de Xiquena data de época islámica, cuando quizá hacia el siglo X comienza a asentarse población en las terrazas aluviales del valle del río Corneros.
La incorporación del Reino de Murcia a la Corona de Castilla a mediados del siglo XIII, convirtió a esta zona en parte de un gran espacio fronterizo, en un permanente estado bélico más o menos explícito. Tras unos primeros momentos de indeterminación, las fortalezas de Xiquena y Tirieza pasaron a manos granadinas.
El linde de los dos reinos se configuró como un espacio despoblado, una tierra de nadie que marcaba la separación entre dos estados potencialmente hostiles: Granada y Castilla.