Es una práctica totalmente normal colocar el sujeto de la fotografía
exactamente en el centro. A menudo, no lo piensas dos veces y apuntas
la cámara de tal forma que la acción tenga lugar en el centro de la imagen.
La marca del objetivo AF del visor o en la pantalla te obliga a hacerlo casi
automáticamente. En realidad no hay nada malo en ello, pero la cuestión es
si la fotografía conseguida expresa realmente tanta acción como queríamos
conseguir. Hay una sencilla forma de hacer que la fotografía sea más
dinámica: “la regla del tercio”. Coloca el sujeto a la izquierda o la derecha
del centro, a un tercio de la imagen. Con ello la composición sugerirá
movimiento y, por consiguiente, será más “interesante”. 

¡Nitidez siempre! 

Para mantener la fotografía nítida, apunta al sujeto y pulsa el disparador hasta
la mitad para bloquear el enfoque. Mientras mantienes el botón en esta posición,
ajusta la posición de la cámara. Una vez tengas la composición que desees,
realiza la fotografía pulsando el disparador a fondo. El sujeto ya no está en el
centro, pero permanecerá nítidamente enfocado.

Normalmente quieres realizar una fotografía de la naturaleza porque
una determinada situación te impresiona. El rugoso tronco de un
árbol, por ejemplo, o un arbusto lleno de bonitas flores de primavera.
Incluso así, es frecuente que la fotografía no refleje la sensación
especial de belleza que te ha impresionado tanto en ese momento.

“Menos es más” 

Frecuentemente eso se debe a que suele ser una parte del todo
lo que proporciona la belleza. No todo el arbusto, sino la flor.
Y no todas las flores, sino la que es absolutamente perfecta,
la de color rosa claro. Por lo tanto, has de intentar descubrir
qué es exactamente lo que hace que ese motivo encontrado
en la naturaleza sea tan atractivo. Busca los pequeños detalles.
Concéntrate en ellos e intenta fotografiarlos de la forma más
sugerente posible. No olvides en este punto las posibilidades y
limitaciones de la cámara. Cuando utilices el zoom para acercar,
un objetivo requiere una distancia mínima con respecto al sujeto
para poder permanecer enfocado.