Dijo _ Luis Rojas Marcos _(Psiquiatra español)
"El estar conectado nos prolonga la vida y no solamente añade años a la vida, sino vida a los años".
_No esta mal hacerle caso, no?_
Dentro de unos años, alguien pasará las hojas de nuestro álbum.
y pensará en lo felices que fuimos, porque mirando fotos viejas siempre encontramos a las personas sonriendo.
En las fotografías, todos habitamos un pequeño paraíso, un mundo que puede ser en blanco y negro o en colores, un mundo real que a menudo parece perfecto.
Y cuando las miramos, revivimos los recuerdos, recordamos hasta las voces, sentimos los olores y hasta el clima vivido se nos devuelve en sensaciones.
En las fotografías el mundo se detiene y se hace perfecto.
Entonces: ¿Por qué no intentamos enfocar la vida como si fuera una perfecta fotografía? Una fotografía que en el futuro nos devolverá las emociones que seguramente en el presente, dejamos pasar por alto y observar en cada detalle.
today 16 de Diciembre del 2007 | 11:13:46 - Leído
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Composición en el paisaje
Por Luis René Morilla
Cuando un paisaje nos atrae, meditemos primero antes de tomarlo, desde que ángulo lo podemos enfocar, que debemos sacar o que debemos incluir, para que después no nos decepcione.
Resulta muy difícil captar un lindo paisaje sin que se parezca a una simple tarjeta postal.
Muchas veces el fotógrafo se sentirá atraído por las llanuras inmensas o regiones desoladas, que subyugan por su grandiosidad.
Será necesario buscar un ángulo de toma bien alto y poner algún objeto conocido; una persona, un animal, árboles, para que nuestra obra no sea chata y monótona.
Si fotografiamos una montaña enorme, en la lejanía parecerá un montoncito de tierra. Debemos incluir en los primeros planos casas, árboles, o cualquier otra cosa de esas dimensiones para que sean el punto de referencia y así calcular las distancias y el tamaño de las montañas.
Debemos recordar siempre que el hombre, aunque aparezca muy pequeño en la obra, siempre será el elemento de mayor interés, será más importante que la grandiosidad del paisaje.
Debemos enfocar siempre el primer plano, si necesitamos dar una mayor profundidad de campo, podemos hacer uso de la distancia hiperfocal.
Las figuras que se incluyen en un paisaje deben guardar armonía con el mismo. Una fotografía de un tema marino quedará muy bien con un viejo pescador en el primer plano; y una de llanura con un gaucho a caballo, es decir, figuras típicas del lugar.
Debemos cuidar de no poner en una fotografía marina el horizonte inclinado. El horizonte en el centro del cuadro nos dará dos fotografías.
Siempre quedará mejor la línea del horizonte más arriba o más abajo del medio, a veces hasta conviene exagerar.
¿Cuándo conviene colocar la línea del horizonte abajo o arriba? Por ejemplo, si tenemos unas lindas nubes, bien voluminosas, es mejor poner 2/3 de cielo y 1/3 de tierra. Si por el contrario queremos destacar la tierra procederemos a la inversa.
Esta no es una regla inamovible porque dependerá del motivo principal del paisaje.
La mayoría de los paisajes se toman con buen sol, esto nos dará mayor relieve con una iluminación lateral o en diagonal, a la mañana o al atardecer.
Una muy buena luz se produce cuando sale el sol después de la lluvia.
Los paisajes más emotivos se darán con tiempo tormentoso, con nieve, o con neblina, aunque será más difícil tomarlos. La perspectiva aérea, con su bruma que hace difusos los detalles de los objetos lejanos, realzará los valores artísticos del tema.
En los paisajes es la que da la sensación de las distancias. Los objetos cercanos tienen siempre un tono más fuerte y un contorno más definido que los objetos lejanos. Por ejemplo, una hilera de postes blancos y negros (alternados) al costado de un camino que empieza en primer plano y sigue hasta el horizonte: los primeros postes no sólo se verán de mayor tamaño sino que sus colores serán blancos y negros, pero a medida que se alejan disminuyen en tamaño y también la intensidad de los colores, los blancos se irán agrisando y los negros también perderán vigor gradualmente hasta convertirse en grises: el resultado será que allá en el horizonte todos serán grises, sin poder distinguirse cuáles son blancos y cuáles negros.
No es una cuestión de foco, como a veces se cree sino una cuestión de lejanía. A este efecto también se lo denomina como perspectiva atmosférica.
A la inmensidad del paisaje no podemos mostrarla en una sola toma, tenemos que fraccionarla buscándole a cada enfoque un elemento destacado, debemos aprender a ver y no simplemente mirar.