EL CABALLO QUE NO TUVE
"Al caballo que no tuve yo le llamaba distancia
pero distancias hallé y ahí mi caballo no andaba
entonces yo comprendí que se llamaba esperanza
fiero pa´ hallarlo en el campo caballito de la nada.
Yo mismo le hice recáu con cueros de mi nostalgia
y unos estribos de nuncas y un cojinillo de lágrimas.
en un clavo en la pared tenía colgada una manta
que la tejí de ilusiones y bordabas de palabras
las veces que me tapé con aquella vieja manta.
Cada invierno fue una rosa que el tiempo me regalaba
recogí el sol de la escarcha reflejáu en la mañana
y lo até a los cuatro vientos de mi imaginada manta
pa´ que luciera orgulloso mi caballito esperanza.
Pal caballo que no tuve, macetié guasca por guasca
del cuerro de un ventarrón de esos que no tiene alma.
Con la argolla que el rocío le hace a la luna temprana
hice un lazo livianito como pa´ apialar un ánima.
El cabresto y el bozal se los quité a una calandria
porque soñé que a mi flete con un silbo le sobraba
me hice un rebenque de trébol con iniciales de plata
que saqué de un arroyito entre piedritas de nácar
todo pa´ que mi caballo no ande mezquinando alzada
y hasta he cortao una flor pa´ ponerle como marca.
Pero pasaron los año, y nunca llegó esperanza
caballito que no tuve, ya no importa tu tardanza
las pilcha, las pilcha las regalé y ya no me queda nada
a quién le pongo un racáu con cojinillo de lágrima
y una manta de ilusiones y bordada de palabras
esas misma que no tuve pa´ defenderte esperanza
cuando andabas a lo lejos y te llamaba distancia
y hoy, y hoy que ya te recorrí, no me ha servido de nada
si hasta te usé pa´ morir desde adentro de mi alma
por tener un corazón y por llamarte esperanza".
José Larralde