Santa María de los Arcos es una de las iglesias más destacadas de Navarra. Este templo es un monumental edificio de buena arquitectura ricamente decorado, construido y reformado en varias etapas, que comprenden los siglos XII, XIII, XVI, XVII y XVIII, mezclándose en él diversos estilos que van desde el románico tardío y protogótico hasta el renacimiento y el barroco, estilo éste que presta a su interior una apariencia muy ornamental, que oculta las estructuras anteriores. Es obligatorio destacar su grandioso retablo mayor de muchas tallas barrocas, presidido por la imagen de Santa María. Otros retablos barrocos son el de San Juan Bautista, el de la Virgen del Rosario, San Francisco Javier o el situado en la capilla de San Gregorio Ostiense. Los altares colaterales, además de servir para el culto a los santos titulares, se utilizan para guardar las principales reliquias. El coro posee una sillería manierista y en la sacristía podemos contemplar una cajonería y un retablo rococó. La iglesia se cubre por bóvedas de medio cañón con lunetos, excepto el tramo central del crucero que lo hace por una amplia media naranja sobre pechinas y cuatro robustos arcos torales. Además, esta iglesia esconde un claustro tardogótico (S. XVI) de cuidadas proporciones. Mención aparte precisa el órgano de la parroquia, excepcionalmente bello y quizá el más fastuoso de Navarra.