Firmas, fechas y demás perturbaciones

Una fotografía, al igual que una película, un libro o un cuadro, es un mensaje. Dicho mensaje tiene los acentos peculiares del autor en forma de luces, de colores, de enfoques, de encuadres, de temas, de ideas, de intenciones. Luego, cada receptor filtra ese mensaje de acuerdo con sus propios criterios, sus gustos, sus manías, su estilo, su estado de ánimo, su sensibilidad. Por eso, hay fotos que a unos les entusiasman y para otros pasan sin pena ni gloria, si bien es cierto que hay fotos indiscutibles e indiscutidas que se convierten, por su calidad, en favoritas de la mayoría.
Yo soy de la idea de que no hay fotos malas o buenas, sino fotos que me gustan o que no me gustan. Naturalmente no estoy refiriéndome a la calidad técnica sino a la artística. Si una foto está quemada o negra, si el horizonte está torcido, si no hay calidad de foco, si las cosas están torcidas, es evidente que el fotógrafo necesita unas nociones básicas. Pero incluso en estos casos, dichos defectos pueden estar provocados intencionadamente por el artista para lograr ciertas sensaciones o emociones. La fotografía es, o debería ser, un ámbito de libertad de expresión y en ella cabe todo.
Pero sí hay algo que me rechina bastante: encontrar sobre una foto preciosa, bien encuadrada, enfocada, equilibrada y hermosa, una firma enorme, o de un color estridente, o una fecha que a nadie interesa salvo al autor por razones de orden y clasificación.
En la fotografía sólo debe estar la fotografía, y si quieres acompañarla de un copy o de tu firma, es preferible que crees un marco en el que introduzcas esta información adicional que, en el mejor de los casos, no aporta nada y que, siempre, perturba la visión de conjunto de la foto.
Obviamente esta es sólo mi opinión y cada uno podrá estimarla o desestimarla. La he expresado con todo cariño y respeto, tratando al menos de poner el tema en la palestra.
Un abrazo a todos.
 
Carlos Barrón (Kalicom)