Y un día se cerró para no volver a abrirse. Dejaron de oírse voces al otro lado de sus maderas y sus goznes se aletargaron.
Intentaron abrirla una vez rompiendo el viejo candado, pero fue sustituido por otro más fuerte que también empieza ya a enmohecerse.
Tras ella quedan momentos alegres, tristes, delicados, lúbricos, felices, únicos, irrepetibles. Las puertas son como las tapas de esos cofres que todos quisieran abrir sospechando riquezas que en realidad nunca contuvieron.