Cuando paseo por la ciudad siempre llevo encendido el radar de las cosas curiosas; miro las fachadas, los balcones, los tejados, las puertas con sus aldabas. Esta mañana mirando hacia una cornisa alta cargada de texturas vi este globo enredado en unas ramas después de escapar de las manos de un niño. Una ilusión que voló.