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Esta imagen es un experimento visual con la realidad y su deformación en el reflejo. La fachada del edificio se fragmenta en los paneles espejados, que alteran sus formas, curvan las líneas y transforman las estructuras sólidas en ondas casi líquidas. Este efecto genera la sensación de estar observando un mundo que se desmorona o se transforma en otra dimensión, donde las reglas de la perspectiva y el equilibrio dejan de aplicarse.
La composición se basa en la cuadrícula regular de la fachada de vidrio, que divide la imagen en paneles individuales, cada uno con su propia variación de distorsión. Este principio modular crea un ritmo visual en el que las formas y los colores se repiten, pero siempre con una ligera desviación. Por un lado, existe un orden geométrico, pero por otro, la alteración de los reflejos provoca una sensación de inestabilidad y movimiento.
La paleta de colores es cálida y rica, dominada por tonos dorados, marrones y cobrizos, que evocan el resplandor del atardecer reflejado en la arquitectura histórica. La luz desempeña un papel crucial, ya que transforma la superficie del vidrio en un lienzo donde los colores se mezclan y fluyen. En contraste con estos tonos cálidos, algunos paneles reflejan destellos fríos de azul y gris del cielo, aportando dinamismo y equilibrio a la imagen.
La textura de la imagen está influenciada por la fina pátina en la superficie del vidrio, que añade una sensación de antigüedad y nostalgia, como si estuviéramos viendo una postal de otra época. Las ligeras imperfecciones en el reflejo, las sutiles distorsiones y los errores ópticos funcionan como un símbolo de la fugacidad y la naturaleza incompleta de nuestra percepción de la realidad.
La impresión general de la imagen es poética e introspectiva. Aquí, los reflejos no solo actúan como un espejo de la realidad, sino como una reinterpretación de ella, una versión del mundo que es subjetiva, cambiante y moldeada por el ángulo desde el que se observa. Esta imagen nos invita a cuestionarnos: ¿la realidad es tal como la vemos, o es siempre un reflejo que interpretamos según nuestra propia percepción?