Las Médulas, El Dorado de hace 2000 años
Hace casi 2.000 años, las tropas romanas conquistaron el territorio noroeste de España, tratando de acceder a sus riquezas mineras.
Entre el año 23 y 19 a. C. Augusto no solo conquistó el extremo occidental de Hispania – El Dorado de la época romana- sino que estableció una nueva política monetaria basada en el papel del áureus, la moneda de oro, que valía 25 denarios o 200 sestercios. Podríamos decir que aquí se inició el patrón-oro.
Y como consecuencia de la necesidad de oro, la ciencia e ingeniería romanas se dedicaron a su búsqueda. Lo hallaron en la Dacia, entorno de Rumanía; en la Aquitania, sudoeste francés; y, sobre todo, en el noroeste de Hispania, básicamente en las tierras astures, que englobaban las actuales provincias de Zamora, León y Asturias, y territorios de Galicia y Portugal. Precisamente en el centro de este territorio está el paraje de Las Médulas. El territorio minero más celebre del mundo romano.
Las Médulas son un espacio natural de sorprendente belleza. Picachos desnudos de barro rojizo emergen entre bosques de castaños milenarios. Se trata de un paisaje derruido que esconde los misterios de las mayores explotaciones auríferas de la época romana. Desde el año 1997 es Patrimonio de la Humanidad, según la UNESCO.
Este territorio de extraña orografía es resultado de un gigantesco esfuerzo humano por remover y filtrar la tierra en búsqueda del metal amarillo. A lo largo de los 200 años de actividad minera se removieron 93,55 millones de metros cúbicos de tierra, de los que se obtendrían una cifra de 5.000 kilogramos de oro, volumen que hoy parece pequeño –a la luz de las producciones de las grandes minas actuales- pero que era inmenso para una sóla explotación de hace 2000 años.