Historia
Antes de la reconquista cristiana el lugar ya estaba poblado, tal y como consta en un documento de 1097 en el que Ramón Berenguer III cede el castillo de la Rápita al monasterio de Sant Cugat. El conde impuso la condición de que el lugar fuera repoblado por los monjes del cenobio. Se estableció un priorato en el castillo que sirvió para que se iniciara la recolonización de las tierras, especialmente activa durante el siglo XIII.
En 1260 los monjes de San Cugat vendieron el castillo y el resto del término a los hospitalarios con los que habían mantenido diversos pleitos. En el castillo se estableció una comunidad femenina que permaneció en el mismo hasta 1579, año en el que se trasladaron a Tortosa. En 1280 el señorío del lugar quedó en manos de la corona.
A mediados del siglo XVIII, el rey Carlos III ordenó la construcción de un puerto en la zona del Delta del Ebro, así como la de un importante núcleo urbano en la villa pesquera de la Rápita. En su honor, el lugar recibiría el nombre de San Carlos de la Rápita. El rey quería convertir el puerto de los Alfaques en uno de los principales del Mediterráneo, de manera que en 1770 se construyó un canal de navegación que unía Amposta con la Rápita, se fortificó el lugar y se iniciaron las obras de construcción de varios edificios, como la aduana, el palacio del gobernador o la iglesia. La muerte del rey y el caos económico de los últimos años de su reinado dejaron la mayoría de las obras incompletas.
En 1811, durante la Guerra de la Independencia, el general Louis Gabriel Suchet se fortificó durante un tiempo en el puerto de la Rápita, que fue ocupada de nuevo tras la toma de Tarragona. En 1860 se produjo en la ciudad un intento de sublevación para derrocar a la reina Isabel II.
La villa se constituyó oficialmente como municipio en 1838 adoptando el nombre oficial de San Carlos de la Rápita, que cambió en 1982 su denominación oficial por la forma catalana Sant Carles de la Ràpita.